A la hora de buscar buenos precios de tintorería en el centro de Madrid, es importante fijarse también en otras características. Hay determinadas prendas que requieren, sobre todo, de profesionales que sepan cuidar sus tejidos como se merecen. Esto se nota especialmente con vestidos para fiestas o eventos, o con aquellos materiales que son más frágiles. Un artículo textil que entra dentro de estos parámetros y que además tiene un valor muy alto es el mantón de manila. Por eso hoy queremos aprovechar para explicarte cómo conservarlos.
Índice de contenidos
Consejos para limpiar los mantones de manila
Antes de limpiar los mantones de manila, debes saber que no se pueden lavar a mano. La mayoría están hechos de telas muy viejas y los tintes se desvanecen fácilmente cuando se sumergen en agua. Es conveniente incluso no llevarlo en un día de lluvia.
Con el tiempo, algunos hilos de bordar pueden aflojarse. ¡Nunca cortes los cortes! Si no te gusta el aspecto del matón, utiliza una aguja especial para lana e intenta ir poniendo los hilos sobrantes uno a uno en el bordado. Esta tarea requiere mucha paciencia, pero valdrá la pena.
¿Cómo lavar los bordes de seda? Aprende con esta guía rápida y fácil
Los flecos de seda son una prenda popular porque son fáciles de lavar. Sin embargo, es importante seguir algunos pasos para lavarlos correctamente y evitar daños. Aquí te explicamos cómo lavar los flecos de seda.
La primera regla es no usar detergentes comunes, ya que estos pueden dañar la seda. Lo mejor es utilizar un detergente especial para seda, que puedes encontrar en cualquier tienda de ropa. Otro truco es añadir un poco de vinagre blanco al agua del lavado, ya que esto ayudará a proteger la seda.
No los cuelgues en el armario
La mayoría de la gente piensa que la mejor opción es colgar los mantones de manila en el armario, para que no se arruguen, pero no es así. Si colgamos el mantón, el peso de los bordes podría romper la tela.
La mejor forma de guardarlo es enrollándolo sobre sí mismo, envolviéndolo en papel de seda y metiéndolo en una caja o cajoncito.